En 1936, ante la sospecha de una guerra inminente, Francia preparó un plan logístico para la protección de obras de arte, llevado a cabo por quien sería el futuro director de los museos nacionales. Rose Valland participó activamente en este plan de salvamento, en el que se elaboraron listas de castillos, abadías y monasterios, así como planes de evacuación e itinerarios definidos para resguardar las obras. Cuando finalmente fue contratada en 1940 y los alemanes irrumpieron en el museo, Rose Valland fue la única persona que conservó su puesto.