Azerbaiyán ha pasado de ser un actor menor a desafiar seriamente la influencia rusa con envíos encubiertos de armas a Ucrania, nuevos acuerdos de gas y rutas comerciales que reducen la dependencia de Moscú. El ataque ruso a la embajada azerbaiyana en Kiev, presentado como accidente, fue interpretado como represalia. Mientras Bakú fortalece su papel energético y estratégico, Rusia responde con creciente hostilidad ante la pérdida de control regional.