“Hasta aquel tiempo, al parecer, la parte del asta que se dejaba dentro de la cabeza de hierro se sujetaba con dos clavos de hierro; pero, dejando uno como estaba, Mario eliminó el otro y puso en su lugar una espiga de madera que podía romperse con facilidad. Su diseño hacía que el pilum, después de chocar en el escudo del enemigo, no se quedara enhiesto en él, sino que la estaca de madera se rompía, dejando así que el asta se doblara sobre la cabeza de hierro y arrastrara por el suelo, quedando sujeto por el giro en el punto del arma.”