No fue tanto así como el atraco al Louvre, pero para un pueblo del noreste de Francia, el reciente robo de caracoles con valor de más de 100.000 dólares de una granja local, justo cuando inicia la temporada alta de consumo por vacaciones, se le acerca bastante. La familia propietaria del negocio cree que el objetivo del robo, y sobre todo el momento en que este sucedió, sugieren que quien lo hizo conocía a fondo la esotérica industria del escargot, el caracol comestible.