En el escenario de las calles de Saigón, Greene señala la ambigüedad ética más perversa presentada con rostro de inocencia, como hace con Pyle, el [norte]americano impasible, espía de la CIA. Fowler, el cínico y descreído reportero de El americano impasible, sabía que "los recuerdos felices son los peores", y Greene reconoció que durante los años de Indochina el opio era su recuerdo más feliz. Indochina lo atrapó, aunque se interesó también por muchos otros países: desde su primer viaje en 1954, siempre estuvo preocupado por Haití y los...