En ella estaban implicados la República Democrática del Congo (RDC), una empresa minera belga, una empresa comercial liberiana ficticia, un buque de bandera alemana -el Scheersberg A-, una tripulación española, un funcionario petroquímico alemán, una empresa de pinturas italiana, un carguero israelí, la isla griega de Creta, un puerto turco y una confesión realizada en Noruega. Si esto suena como el argumento de una elaborada obra de ficción, lo era: constituyó la base del thriller de Ken Follett de 1979, Triple. Pero también era cierto.