"En bares y salones de baile de todo el país se reúnen jóvenes mujeres conservadoras. Brindan por un futuro que parece etéreo, rico en proteínas y libre de presiones. Rodeadas de bolas de discoteca en un bistró de Washington D. C., sorben cócteles llamados “Dios y Patria”. Bajo las luces tecnicolor de un complejo turístico de Dallas, se colocan pines que dicen: “Mi estación favorita es el otoño del feminismo”. En un Hyatt Regency de Orlando, algunas son bautizadas en la piscina. En Austin, les ofrecen sesiones de emparejamiento con hombres que