Para los habitantes de la isla de Kauai, la silueta de Niihau recortándose contra el horizonte es una vista a la que están acostumbrados. La isla está a sólo veinticinco kilómetros de sus playas, al fin y al cabo. Sin embargo, la inmensa mayoría de ellos jamás pondrá un pie allí. Ni ellos, ni nadie, porque Niihau está fuera de límites para todos los que no hayan sido invitados personalmente por sus propietarios. Porque sí, Niihao es una isla que tiene dueños, una en donde no hay carreteras, coches, red eléctrica, agua corriente, hospitales...