Algunas heridas no duelen en el cuerpo, sino en la manera de verse a uno mismo. La baja autoestima crece despacio, casi sin hacerse notar, hasta que un día se vuelve parte del día a día. Se manifiesta en pensamientos que restan valor, en la dificultad para reconocerse como una persona capaz o valiosa. Cuando eso pasa, el alivio empieza a buscarse afuera: en una sustancia, en una sensación momentánea que sea como una curita para tanto vacío. Según la Organización Mundial de la Salud, más del 35% de las personas con adicciones han tenido ...