Blas Fernández Moral, alcalde socialista de Torredelcampo, fue un claro ejemplo de la eficaz e injusta represión de la dictadura. Entre su detención, el 6 de abril de 1939, y su fusilamiento, el 23 de agosto, pasaron sólo cuatro meses y 17 días. Los militares golpistas, que ganaron la Guerra Civil, le aplicaron, como a miles de destacados dirigentes, un método rápido y eficaz para su arresto, procesamiento, farsa de juicio carente de las mínimas garantías, y sentencia a muerte prácticamente dictada antes de iniciar la farsa del proceso judicial