En todos los grandes conflictos en curso, presenciamos una configuración de oposición bastante clara, con algunos casos ambiguos: la cresta de oposición se da cuando Occidente, culturalmente hegemonizado por Estados Unidos, se opone a todo el mundo que no está sujeto a él, directa o indirectamente. En otras palabras, se trata de una clara oposición según las líneas de poder, en la que un «imperio» consolidado se opone a otros polos de poder autoritarios que no están sometidos (Rusia, China, Irán, etc.).