Mientras las mesas se llenan de copas, de langostinos alineados como un ejército dócil, hay cuerpos que aprenden a doblarse para no morir. Cuerpos que duermen con un ojo abierto y el otro mirando a ninguna parte. Cartones, cajeros automáticos, mantas prestadas por la intemperie, el aliento gélido convertido en una pequeña nube que nadie quiere ver. Es Navidad en Badalona, pasen y vean, la fiesta del amor universal celebrada con calefacción privada. Limpiando conciencias, limpiando Badalona, bienvenidas y bienvenidos al simulacro de paz y amor…