Con este nuevo disparo de la inflación, la revalorización de las pensiones empata con el alza de precios de la cesta de la compra, lo que deja en casi nada el incremento que han experimentado la mayoría de pagas contributivas. El riesgo de penuria debido a esta acelerada carestía es severo para millones de jubilados, muy vulnerables económicamente, por el hecho de que la inmensa mayoría solo dispone de la pensión para vivir, y más de la mitad cobra menos, o en torno a 1.000 euros mensuales, sobre todo, mujeres de edad avanzada.