Entran sin saludar, se ponen delante de un espejo y se empiezan a hacer selfies del culo. Se van sin decir nada», cuenta con asombro Vanita, una comerciante del centro de Palma. Turistas, que se me meten en la tienda, se miran en el espejo, ponen morritos, me graban a mí... Incluso se meten dentro del probador y se fotografían. Pero no piden permiso ni nada»
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Si no puedes con ellos...