Todo se remonta a finales del siglo XIX, cuando José del Río conocido como "el Tío Sordillo", un terrateniente del sur de Madrid, dejó en herencia a su hija, Carmen del Río Fernández, unas tierras al norte de Villaverde. Esta rica heredera contrajo matrimonio en 1904 con Marcelo Usera, el hijo de una familia burguesa venida a menos que no hacía mucho había regresado de la malograda Cuba. Marcelo Usera se había incorporado, como tantos otros jóvenes de la época, al servicio militar, donde continuando en la carrera militar hasta 1924.