La religión es una de las criaturas del pensamiento mágico que tiene salvoconducto para ir al revés del sentido común. Gracias a este pensamiento no sólo adquirimos dioses, también ropa, cosméticos y medicamentos de marca, y toda clase de productos que nos venden desde argumentos de autoridad o tradiciones heredadas, y que adquirimos bajo pasiones y poco meditados medalaganismos. Credo quia absurdum* dice una paráfrasis inspirada en un texto de Tertuliano, y nada define mejor cómo nos manejamos con la religión.
Las más despiadadas empresas farmacéuticas o textiles, que han conseguido situar…