Entre mayo de 1972 y febrero de 1973, Kemper mató a diversas estudiantes que encontraba en la autopista, a las cuales llevaba a zonas rurales aisladas para matarlas -acuchillándolas, con arma de fuego o asfixia- y después trasladarlas a su apartamento donde practicaba necrofilia para posteriormente desmembrar los cuerpos. Usualmente, arrojaba los cuerpos desmembrados a barrancos o los sepultaba en campos, pero en cierta ocasión enterró la cabeza de una víctima -de 15 años- en el jardín de su madre en una especie de broma divertida...