Se llamaba Haitan Mejri y tenía 35 años. Hace diez días, el 8 de diciembre, murió tras una descarga eléctrica de una pistola taser de un agente de la Policía Nacional de Torremolinos, en Málaga. La familia del joven ha denunciado que en ningún momento se mostró agresivo, que su actitud no era peligrosa -como demostrarían los vídeos que han entregado para su investigación-, y que la intervención de la Policía Nacional fue desproporcionada e innecesaria. Mientras los pseudo-sindicatos policiales aseguran que los agentes hicieron bien su “trabajo”