En Febrero de 2008, a tres semanas de las elecciones Generales en España, el Ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, anunciaba la excarcelación de cuatro presos cubanos, entre los que estaba Ramos, fruto de su política de acercamiento a la dictadura Castrista. El Ejecutivo español calificaba la operación de "éxito diplomático", y prometían cuidados médicos para aquellos disidentes que entonces padecían problemas de salud, así todo tipo de ayudas para su bienestar en nuestro país: permiso de trabajo, prestaciones para el alquiler, etc.