Diez años después, en 2008, la economía cayó un 3%, había más de 1,93 millones de viviendas, la deuda hipotecaria media se había multiplicado por seis y rozaba los 33.500 euros por persona, el crédito al sector privado ascendía a 395.118 millones de euros, los precios de la vivienda caen en picado. Es lo que se ha llamado la burbuja inmobiliaria irlandesa que, al igual que la española, ha estallado y se ha llevado por delante el milagro económico. Irlanda sucumbe por haber apostado tanto por la construcción.