El principal mensaje del estudio es que los megaeventos deportivos no son una fórmula mágica para impulsar el crecimiento económico. Aunque generan ciertos beneficios, estos suelen ser modestos, temporales y desigualmente distribuidos. En cambio, los costes tienden a ser elevados y persistentes: infraestructuras infrautilizadas, deuda pública, sobrecostes…. Aun así, no todo es pesimismo. Los efectos positivos en exportaciones y mayor estabilidad política interna pueden ser relevantes si el país anfitrión logra mantener esa visibilidad.
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(Alguien tenía que decirlo).
Que alguno puede salir bien, pues puede. Pero todos los macroeventos suponen un gasto público brutal que son eso: gasto, no inversión.
Empezando porque hay infraestructuras que se hacen para no volverse a usar nunca, se hacen edificios carísimos y porque el gasto en cosas como seguridad pública, mantenimiento, alojamientos de los participantes... no se recupera.
Otra cosa es que, como dice #4, hay unos cuantos que rascan pasta sin freno.
(Si estás en el negocio de la construcción o de las mordidas)
Para el ciudadano no.
Y no, un circuito urbano de F1 tampoco.
Pero el PP está dispuesto a tropezar dos veces en el mismo sobre.
En el caso de Helsinki, era un país pobre que se abría al mundo unwkeroandemostrat si capacidad técnica y logística.
¿En un mundo globalizado en el que Gehry, Foster o Calatrava o Hadid están vendiendo edificios o conceptos en Arabia Saudi, Emiratos o básicamente… » ver todo el comentario
Desde luego para la ciudadanía no le merece la pena por motivos económicos.