No oye, que no en volumen, ni en repercusión, ni en ingresos. ¡Qué mas quisieran los dueños! Pero en mecánica de ponerte cara de bobo y de llevarte la lengua a un lado, empiezo a pensar que Menéame es como Tik-Tok, pero en noticias. Me he dado cuenta de ello uno de estos días que no había tenido tiempo para revisar la cola de pendientes y me la repsaé, tres páginas, en hora y pico.
La sensación de que a fuerza de estímulos, la mayoría negativos, me estaba pudriendo el cerebro fue tan fuerte como las pocas veces que me he puesto a mirar un reel cualquiera, o como se llamen esas presentaciones infinitas de chorradas en serie y en paralelo.
Si te lees los titulares de cien noticias seguidas, de cualquier tipo, estás perdido. Y si te metes en un sitio como este, donde hay diez o doce noticias de cada tema en boga, repetidas machaconamente hasta la náusea, entonces nada te librará de acabar viendo o pensando chiribitas.
Lo único que nos podría salvar aquí es la variedad, y no digo ya la pluralidad, sino la diversidad de temas. En otro caso, estaremos simplemente ante una máquina de crear obsesiones, o de alimentarlas, que no sé qué es peor. Ya sé que cada cual tiene la suya y que cada loco anda siempore con su tema, pero debería haber algún tipo de penalización para las noticias que insistan en los temas más frecuentemente tratados. ¿No tenemos por ahí una especie de nube de palabras que indica los términos más repetidos? Pues si tu noticia toca uno de esos términos, que le cueste más llegar a portada. O si contiene términos que salgan ya 175.000 veces en el buscador.
A lo mejor estoy pidiendo demasiado, porque pido verdadera contraalgoritmia. Pido, en realidad, que se poenalice a lo que trae más visitas y más interacciones, y que a lo mejor es lo que la gente quiere ver. Pero si tanto no quejamos del bucle y del filtro burbuja, aquizás no estuviese de más empezar por nosotros mismos.
Para no ser un Tik-Tok informativo.
Para no ser un aprisco circular.
España es una de las hijas más peculiares de la Iglesia Católica, un país con mucho católico de boquilla, con una iglesia sembrada de privilegios, pero innegablemente católico en lo cultural. No obstante, en el pasado era España país sinceramente católico, pero a la vez muy propio en sus modos y maneras. En la época en que Copérnico se hallaba prohibido por la Iglesia, era no obstante lectura obligatoria en la Universidad de Salamanca, pues no en vano Spain is different.
Tan diferente era este país, que las Cortes de Castilla una vez pasaron por encima de la autoridad del papa en materia teológica a golpe de votación.
Corría el año 1617, y las Cortes decidieron de manera soberana que Santa Teresa de Jesús, la famosa santa de Ávila, sería patrona de los reinos de España, compartiendo la facultad que hasta entonces tenía encomendada el apóstol Santiago, quien sigue ostentando esa distinción. La votación fue realmente exitosa, y considerando el poder e influencia que tenía el rey en Roma, el papa no se atrevió a cuestionar la inmensa injerencia de las autoridades civiles sobre una materia teológica, dejando que las cosas siguieran su curso.
Nueve años después, con la devoción por la santa patrona bien asentada y votada nuevamente en Cortes, desde Madrid se pidió al papa que confirmase lo que se había votado soberanamente, ya que resultaría bueno tener una confirmación formal de algo que no era realmente canónico. Esto decía el conde-duque de Olivares al embajador español en Roma:
Dos veces ha votado el reino junto en Cortes por su patrona y abogada a la santa madre Teresa de Jesús, y serále de gran consuelo que Su Santidad lo confirme. Ofrécense algunas contradicciones, en que quizá el cielo no será menos pío; pero como es casi universal la devoción de estos reinos a tan grande santa, justamente podemos seguirla y asentarla con nuestros oficios. Escribo sobre esto a los señores cardenales Pío y Torres; pero V. S. lo ha de favorecer en todas partes, como devoto de la santa y señor mío. Suplícola a V. S. muy de veras, y quiero que sepa que casi desde que nací la tengo por abogada, y gran confianza en su protección; y que por lo menos, ya que de mi cosecha no puedo ofrecerle cosa buena, he de poner a cuenta de la santa lo que debiere a V. S. en esta ocasión, que ella es tal que nos pagará bien a todos. Y yo estimaré esta deuda con particular reconocimiento. Dios guarde a V. S. como deseo.
El papa no dudó en avenirse a los ruegos de Felipe IV y Olivares a través del embajador, y proclamó mediante breve pontificio patrona de los reinos de España a Santa Teresa de Jesús, sin menoscabo del patronato de Santiago, a fecha 21 de julio de 1617:
Nos, alabando mucho en el señor la piedad y acuerdo presente de los dichos procuradores, y queriéndoles hacer especiales favores y gracias, y absolviéndoles a ellos , y a cada una de sus personas, para efecto de conseguir tan solamente la presente gracia, de cualesquiera sentencias, censuras, y penas eclesiásticas de excomunión, suspensión, entredicho, y otras cualesquiera por decreto o especial persona, con cualquiera ocasión o causa puesta, si acaso están con ellas ligados [...]
Nótese la peculiar formulación para introducir la idea de que no procede de él, y de que tampoco es una cosa particularmente canónica, pero que se inclina a hacer un favor a su rebaño, que viene después:
Estatuimos, y con precepto mandamos, que de aquí adelante y para siempre jamás, todas las personas de los dichos reinos, así seglares y eclesiásticas, como regulares, tengan y reputen a la dicha SANTA TERESA por tal patrona, con todos y cada uno de los privilegios, gracias, e indultos competentes a tales patronos o que de otra manera se acostumbra concederse, y que así lo deban observar aquellos a quien toca.
Para 1630, el papa Urbano VIII se había desentendido de este embrollo y ya no mencionaba a Santa Teresa como patrona de los reinos de España, dándose a entender que ya había perdido tal condición, aunque sin haber emitido jamás un breve o bula que la despojase de tal condición.
Como España es un país tan peculiar, en 1812 las Cortes de Cádiz votaron a Santa Teresa patrona de España igual que lo hicieran casi dos siglos antes las Cortes en Madrid, porque en este país cuando los órganos se ponen a legislar, capaces son de invadir competencias de Dios mismo.
www.google.es/books/edition/Patronato_de_Sta_Teresa_de_Jesus_a_favor/D
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