
Había cometido el crimen perfecto. O eso creía Juan Gómez. No había ninguna relación entre la víctima y él, había tirado el cadáver envuelto en plásticos resistentes y fuertemente cerrado con cinta americana en el cauce de un río seco lleno de maleza y árboles por donde absolutamente nadie pasaba ya que estaba impracticable. Lo había hecho a las cuatro de la mañana. Ni un alma a esas horas por allí. Sacó el cadáver envuelto y lo arrojó desde una altura de unos veinte metros cayendo entre la maleza y quedando totalmente oculto. Después se fue a la discoteca que había a las afueras en el polígono Malpisa, donde se tomó un par de refrescos y bailó descamisado en el centro de una de las pistas, llamando la atención como era su propósito. En la barra quiso invitar a una mujer a su casa para terminar la fiesta, ya que habían bailado juntos, como la mujer contestó que otro día, se despidieron y a las siete de la mañana salió hacia su casa, justo le pilló el control donde calculaba que estaría. Le pidieron la documentación y sopló dando un esperado cero en alcohol. Volvió a casa y se acostó.
A eso de la una del mediodía le despertó un impresionante trueno, acompañado de tremendos rayos, se asomó a la ventana medio dormido y vio cómo una tromba de agua comenzaba a caer. Se acercó a la cocina y preparó un café bien cargado. No le gustaba tener que despertarse a esas horas, pero la urgencia de anoche le había obligado a actuar así. Tras el primer sorbo se asomó a la ventana y vio el río de agua que corría calle abajo. Se quedó paralizado, su mente estaba sopesando, calculando posibilidades. El cauce. El cuerpo. El torrente de agua. El móvil de la chica en el paquete. Apagado. El final del cauce. Las ramas obstaculizando o no. Cuánto llovería y cuándo pararía de llover. Qué pistas podría haber en el cuerpo. Ninguna. Si el agua llevaría el cadáver hasta el mar. Agujeros en el plástico para que entrarán alimañas. Todo controlado. Aun así seguía estático mirando la ventana con la taza de café en la mano viendo cómo una inmensa tromba de agua caía sobre las calles. Miró la taza con el serigrafiado del as de pica en un lateral. Seguía lloviendo, conectó la tableta y escuchó noticias de la zona sobre la alarma de lluvias, una alerta naranja. Naranja eran la lencería que llevaba esa chica. Pero todas tienen sangre roja.
Esperó a que la lluvia dejara de caer con esa furiosa intensidad que a veces la naturaleza declara con firma y rúbrica. Mientras veía caer la cortina de agua en la ventana de la cocina, vio que el plan de comida de hoy era arroz hervido, huevos fritos y pisto, todo mezclado a modo de plato combinado. En alguna parte de su cerebro seguía pensando que el crimen perfecto de anoche, podría tener algún detalle incriminatorio. Se había llevado la tarjeta sim del móvil y la había tirado en un contenedor al azar, pero esos aparatos modernos a los que no se les podía quitar la batería igual le complicaban el asunto, incluso estando apagados. Y luego estaba esa lluvia intensa e inesperada. Tomó nota de mirar esos detalles, porque se enteró después de que llevaban tres días anunciando alerta naranja por tormentas y lluvias. Juan pasó en su momento de encajar esa pieza en el puzle. ¿Error? Con una media sonrisa en la cara, pensó que quizás fuera un acierto.
Juan tenía muy claro que esto no era un juego de poder, de víctimas y entes poderosos, como vendían muchos libros sobre asesinos en serie. Oh, el poder sobre sus víctimas. Menuda estupidez, esto iba de cazadores y cazados, de policías y ladrones, de leones y gacelas. Si no existieran los que le pretendían pillarle, nada de esto tendría sentido. Sería el despiece de un animal en una carnicería y además no te lo podrías comer. Absurdo. Y además sabía que muchos, muchísimos casos de desapariciones, o crímenes quedaban en el limbo de la justicia, en el limbo de todo lo que las películas quieren vender, donde siempre se pilla al culpable. Claro.
Al leer el siguiente artículo que es un testimonio sobre el terreno en Gaza, me he dado cuenta de que Israel ha convertido Gaza en un gran campo de exterminio nazi, creo que incluso peor. www.lahaine.org/mundo.php/todo-sobre-el-plan-genocida-de-ayuda
Al ser un poco largo, voy a copiar algunos párrafos: "Así que los puntos de distribución no sirven como lugares para obtener comida. Son trampas para atraer a los palestinos y causarles la muerte, la deshumanización, la confusión y el caos. Y cuando se van, dejan tras de sí muerte, confusión, caos y deshumanización. Así que, primero, tienes que sobrevivir al viaje. Hay que sobrevivir al camino. Hay que sobrevivir a los disparos. Luego hay que sobrevivir en el lugar. Después hay que sobrevivir al regreso a casa o a la salida, y entonces te dicen que no vas a volver a casa."
"Así que hicimos lo que el ejército israelí nos dijo que hiciéramos. Y lo que hicimos fue que, cuando dijeron que sacáramos a todo el mundo del lugar, los contratistas de UG Solutions formaban un cordón perimetral, como si se tratara de un control de disturbios en una revuelta, y avanzaban y comenzaban a rociarlos con spray de pimienta. Ahora quiero hablarles sobre este spray pimienta. No se trata del spray pimienta con llavero que se compra en la gasolinera y que se lleva consigo para protegerse si alguien intenta atracarte.
Este spray de pimienta viene en un bote del tamaño de un extintor, con una manguera igual que un extintor, con un gran conducto cónico para esparcirlo... Y eso es lo que tenían los contratistas de UG Solutions. Simplemente empiezan a rociar con spray de pimienta a toda la multitud. Y luego, a medida que avanzas, una vez que entras en contacto con la multitud, empiezas a lanzar granadas aturdidoras por docenas.
Mientras estas granadas aturdidoras explotan y tú rocías con spray de pimienta, la gente corre hacia la salida confundida porque han venido a por comida. No queda comida, así que las personas que se quedan al final están literalmente a gatas, recogiendo restos de comida del suelo, recogiéndolos de la suciedad y metiéndolos en una bolsa para tener algo de comida con lo que volver.
No hay agua, no les estamos proporcionando agua en absoluto. Así que imagínese esa escena en la que hay mujeres, niños, ancianos y discapacitados gateando para recoger comida. Y mientras tanto, les rocían con spray de pimienta, les lanzan granadas aturdidoras y les empujan fuera del recinto. Y cuando salen del recinto y se cierran las puertas, se apiñan en el pasillo de salida y las Fuerzas de Defensa de Israel empiezan a dispararles, a dispararles para empujarlos hacia el norte, para asustarlos, para controlarlos." PARECIDO A LOS CAMPOS DE EXTERMINIO NAZI. Recuerden la escena del Pijama de Rallas, cuando les meten en la cámara de gas.
Nos preguntamos ¿cómo el mundo no paro el exterminio nazi ? La historia se repite. Los gobiernos, las instituciones están reaccionando mirando para otro lado, lo que les hace cómplices, somos los ciudadanos los que estamos reaccionando.
Nosotros los europeos más nos vale que reaccionemos, porque puede que los siguientes seamos los europeos, con la indiferencia de los gobernantes europeos; ya han ensayado con nosotros en Yugoslavia y Ucrania, indiferentes frente al secuestro de los hombres ucranianos para ser utilizados como carne de cañón.
menéame