La religión, que fue el catalizador que impuso el nacimiento de Pakistán, ha generado unas fuerzas extremistas que amenazan con desintegrar el Estado en el momento de máximo valor geoestratégico de este país. "Socio indispensable", según el presidente Bush, en la guerra contra el terrorismo internacional. El llamado país de los puros se ha dotado de armas nucleares, supuestamente para defenderse de su gran vecino politeísta, India, sin querer prestar atención a que el germen destructor de su unidad no procede de fuera, sino de dentro.