El capitalismo se basa en la idea meritocrática de que cada uno recibe lo que le corresponde por su esfuerzo. Debemos rechazar de plano ese razonamiento: la creación de riqueza es un proceso fundamentalmente social, y los ricos no tienen ningún derecho a acaparar todos los recursos y el poder. La producción moderna es un proceso profundamente interdependiente en el que intervienen el trabajo colectivo y las instituciones de fondo de gran parte de la comunidad, así como millones de nuestros antepasados muertos hace mucho tiempo.