El representante de los socialistas dijo que no era misión del Parlamento dedicarse a eso, mientras que el del PP defendió la libertad de expresión del Papa. Bueno, ni dios pretende que el Papa se calle, pero si se convierte en propagandista de atrocidades que causan la muerte a cientos de miles de personas, no sólo habrá que reprobarle, como hizo el parlamento belga, sino también que utilizar la ley para evitar que eche por tierra planes de medicina preventiva que nos cuestan, además, muchos millones a los contribuyentes europeos.