El joven Víctor Buendía, junto a sus dos amigos Eleazar Díaz y Domingo Pérez hallábanse alrededor de una fogata, acampando en plan de aventura, en las laderas de una colina, cuando la negrura de la noche se vio quebrada por el paso de un bólido luminoso que cruzó casi rasante a las altas copas de la arboleda de la montaña y terminó estrellándose tras los cerros, provocando un gran estampido y un inmenso fulgor incandescente. Lo primero que se les ocurrió, es que se trataba de una avioneta que se había venido a pique, pues en un lugar cercano ha