Puede parecer una cursilería, pero desde que me he casado, hoy hace 3 meses, estoy hecho un romántico, al más puro estilo de la vieja escuela... flores, comentarios agradables, besos y miradas furtivas (todo dirigido a mi mujer... of course) Pues bien, este comportamiento, loable y envidiado por muchos, tiene una serie de peligros y costes añadidos, al menos en Barcelona... (si lees hasta el final verás como acabo pagando una multa de 200 €)