Ocho horas pasó Mariano Rajoy en el restaurante Arahy (antiguo Club 31), calle Alcalá esquina a Plaza de la Independencia, comiendo y bebiendo mientras en el Congreso se debatía el futuro de España. Salió Mariano desnortado, con visibles muestras de haber empinado el codo en demasía, pasadas las 10 de la noche. A esa hora ya había cambiado el curso de la historia de este país. Para mal. Aquella tarde, José Luis Ábalos subió a la tribuna de oradores para defender la moción de censura en nombre de su íntimo amigo, Pedro Sánchez.