Para cuando ocurrió el suicidio de mi hermano Carlos Miguel, económicamente, la familia había progresado muchísimo. Papá Vicente se había valido de sus empíricos, pero acertados conocimientos sobre medicina y se dedicaba a curar enfermos, poner inyecciones y atender los alumbramientos de cuanto niño venía a esta vida dentro de la comunidad. Por aquellos tiempos ningún médico titulado se atrevía a venir a vivir a la zona por estar tan alejada del área urbana, por ello, en estos lares, papá Vicente era el ángel que salvaba vidas y brindaba salud a quienes se lo requerían.
Papá Vicente…