Cual si asistieran a un espectáculo, el grupo de personas, entre niños, adolescentes, y algunos adultos se habían arremolinado frente al patio de su casucha. Siempre era así, eran vagos y desocupados que, a diario se aglomeraban para divertirse burlándose y mofándose de sus continuas excentricidades. Él ni se inmuto. Provisto de un hacha, unas gubias y un martillo Cogió un trozo de tronco de fresno, y con meticulosidad y paciencia le fue tallando y agregando cuatro patas de madera firme y robusta. De rato en rato el gentío le gritaba insultos y