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Compartir una celda sucia con una decena de personas más, privación constante de sueño, celdas con luces encendidas las 24 horas del día; mala higiene y trabajo forzado. Esto es parte de lo que sufren los presos en las cárceles chinas, según el ciudadano australiano Matthew Radalj, quien pasó cinco años en la Prisión número 2 de Pekín, una instalación utilizada para reclusos internacionales. Radalj, que ahora vive fuera de China, ha decidido hacer pública su experiencia y describió haber sufrido y presenciado castigos físicos severos, trabajo.