Hace tiempo que la dinámica que alimentan algunos dirigentes en ese espacio político es la del odio, la violencia verbal y la zafiedad. Detrás de todo ello hay una falta de desarrollo moral, de valores humanos y cristianos.Es pura insolidaridad, obediencia al grupo, y búsqueda de beneficio personal y político. Todo ello conduce a una peligrosa deshumanización que se sitúa en contra de los derechos más esenciales.