Ante todo, quiero agradecer el esfuerzo de tantas y tantas personas que se han volcado en la defensa de mis derechos básicos, aquellos que son inherentes a toda persona, empezando por la presunción de inocencia. A quienes habéis alzado la voz por mí, sin conocerme en su mayoría, sin entrar a valorar si soy culpable o inocente, pero sí reconociéndome como sujeto de derechos, a vosotras y vosotros, gentes de Sevilla, Madrid, Valencia, Valladolid, Galicia, La Rioja, Catalunya y, sobre todo, Euskadi: ESKERRIK ASKO, GRACIAS, GRÀCIES, GRAZAS.