¿Qué se puede decir de una sociedad que condena judicialmente viñetas, dibujos, opiniones, partidos, quema de banderas... como apologias de "algo", y sin embargo permite vivir a un genocida del holocausto hasta los 97 años en un cómodo barrio residencial como un acomodado jubilado? No es una excepción por desgracia. Las ideas aberrantes deben ser atacadas, falseadas, ridiculizadas... si se prohiben no podemos hacerlo. Y cuando se prohiben, nunca sabes donde te pondran el próximo límite impasable.