Un año después de ser nombrado Presidente de la nueva corporación RTVE, a Luís Fernández se le acumulan los problemas y sólo sabe culpar a los demás de lo que él y su equipo provocan. La empresa es un caos, los trabajadores convocan huelgas, las caídas de audiencia -incluidos los informativos- son alarmantes. Todas sus apuestas de programas fracasan: "Hijos de Babel" cosechó el martes un 6,6% de share. Y es incapaz de llevar el debate electoral a la televisión pública -ahora el PP que consensuó su nombramiento, no le quiere-. El, sólo ironiza.