Por ejemplo, la manosfera o machosfera, ese oscuro reducto digital donde confluye la masculinidad tóxica, el machismo exacerbado, el odio hacia las mujeres, el rechazo al feminismo y la ideología de ultraderecha. Y, claro, la especie dominante de ese hábitat, los incels. Es decir, los célibes involuntarios, hombres resentidos y misóginos que descargan su frustración atacando a las mujeres, con las que se sienten incapaces de tener relaciones.