En medio de sus peores índices de popularidad, debidos sobre todo a la mala marcha de la guerra de Irak, el presidente estadounidense, George W. Bush, ha viajado por sorpresa a Bagdad para animar a sus soldados y entrevistarse con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki. Bush está acompañado por su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el consejero de Seguridad Nacional, Steven Hadley.