En el mundo de los videojuegos, si hay algo que mola, eso son las historias épicas. A nadie le gusta encarnar a un don nadie, matar a otro don nadie. Cuando nos ponemos a los mandos de una consola, PC, o Wii (BAM) lo que queremos es salvar el mundo, matar a un Dios y ligarnos a la chica. Y aunque la fórmula comienza a estar un poco trillada, aún mola y seguirá molando siempre.