Los desplazamientos en metro se utilizan para las más variadas actividades cotidianas. Puedes ver a la gente comiendo (desde hamburguesas hasta sopas o cafés, cualquier cosa es susceptible de ser engullida), leyendo un libro, escuchando música, tejiendo una bufanda, predicando (la religión en cuestión es lo de menos), trabajando en un ordenador portátil… y, sobre todo, durmiendo. Esta última es una de las actividades estrellas, muy comprensible cuando te das cuenta de que mucha gente hace largos trayectos hasta sus quehaceres diarios.