Alguien en el penal de alta seguridad de Whitemoor pensó que a los convictos podría hacerles gracia un cursillo de stand-up comedy. El secretario de Justicia inglés ordenó su clausura a los tres días: entre los aspirantes a comediante había un miembro de Al Qaeda. La primera clase debió de ser memorable: "Bueno, ¿alguien tiene alguna pregunta antes de empezar?". "Sí, sólo quería decir que si alguien dice algo cómico de Alá, Mahoma, la yihad, Bin Laden, el mulá Omar o el calor que hace en Afganistán me veré obligado a matarlo. Gracias".