Imagine un Madrid que, como Cataluña, Galicia y País Vasco, hablara su propio idioma. Con sus rótulos doblados y películas subtituladas. Donde la educación y la sanidad fueran bilingües. Sin olvidar recetas, músicas y noticias. Una urbe donde la Oficina del Español que Isabel Díaz Ayuso abrió para Toni Cantó tuviese sentido. Esta ficción podría haberse dado si el cheli hubiera sobrevivido.
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PD: Vaya, que raro que me tenga en ignore
En especial, a los que vivimos fuera de Madrid.
Y les regalamos los Borbones.
Las mayoría de idiomas que existieron han desparecido. El vasco se conserva de casualidad, y ni siquiera allí donde se originó.