Lo que tenía que decir era: “Anatomía de un farsante”. Le salió Anotop. Algún tornillo se aflojó. Las piernas flojearon. ¿Tan difícil era empezar con la palabra 'anatomía'? Cuando dio el nombre correcto, había acabado su tiempo y el micrófono estaba ya desconectado. Se sentó con un rictus tenso en la cara. Sus diputados le aplaudieron. La verdad es que le aplauden con ganas todo lo que dice. Es un público entregado
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etiquetas: anotop , nuevo , grito de guerra , feijóo
En serio, no nos los merecemos.
P.D. Todos ellos tienen sus propios públicos entregados, ni que fuese novedad.
No como a Pedro I "el Guapo", que sólo le aplauden cuando se lo gana y merece...