Nos guste o no, la competencia entre ciudades globales seguirá. En la década de los noventa, los Gobiernos españoles establecieron como estrategia internacional salir a jugar con dos ciudades globales frente a la concentración en una sola de otros países de nuestro entorno. Italia con Milán, Francia con París, el Reino Unido con Londres… Madrid y Barcelona, apoyadas también por Bilbao, Valencia, Sevilla y Málaga, podían beneficiarse las unas de las otras, colaborando entre ellas, repartiéndose sus especializaciones e incluso focalizándose...