Más de 500 años hemos tenido que esperar para conocer el origen de Colón. El descubridor de América se encargó de que sus coetáneos nunca supieran su verdadera procedencia. Su infancia y juventud están envueltas en sombras y ambigüedades. Hasta 25 lugares le han sido atribuidos. Ha sido el ADN, y después de 22 años de investigación, el que ha determinado que, de todas las teorías existentes, sólo una de ellas se sustenta con pruebas genéticas.