Un mundo anárquico, apocalíptico, sin leyes, con la delincuencia y crímenes campeando en las calles. Asesinatos, violaciones de todo tipo, atentados, tiroteos, batallas campales y masacres. Las autoridades corruptas, globales y totalitarias, no pueden, ni tampoco tienen el mínimo interés en detener esa realidad distópica a la que están expuestos los “comunes mortales”. Los políticos y todas las mal llamadas autoridades no se preocupan mucho por ello, pues estos, sus familiares y allegados se saben bien protegidos por verdaderos ejércitos de guardaespaldas
Los últimos intentos por mantener…