#7 Sí, perdón; eso es lo que quería decir. Que cuando se friega a mano se usa para enjuagar agua a temperaturas no tan altas que la que usa el lavavajillas.
#5 Por un lago son los restos de comida que permanecen dentro de los mecanismos del electrodomésticos y que al volver a ponerse en marcha se reactivan. Por otro lado, no se suele usar el lavavajillas sin productos detergentes. Por lo tanto el factor es doble.
Cuando lavas a mano los trastos, el agua se va por el desagüe siempre. Y no es lo mismo usar friegaplatos que tú dosificas y enjuagas a temperaturas , digamos, humanas, que usar esas temperaturas altísimas del aparato.
Esos estudios existen desde hace décadas. Son papers serios que ya alertaban hace más de veinte años de la correlación entre el uso cada vez más generalizado del lavavajillas en los hogares y el aumento de los casos de alergias en niños y adultos.
Estaba recordando el hostiazo que se llevó Eme Punto Rajoy en plena calle por un jovenzuelo que resultó ser un pariente lejano... (hijo de una prima de su mujer)...
#63 No te lo dicen. Te cuentas vaguedades un poco al tuntún.
En mi caso, hice el CAP ya de adulta y ya tenía temple suficiente para enfrentarme a clases de adolescentes (por carácter, por temperamento, por saber hacer) pero compartí aula en el CAP con chavales (porque son eso, chavales) de veintipocos recién salidos de la cuna. Esos sí que se curtieron a la fuerza sí o sí.
#52 Si el actual máster es un sacaperras, imagínate el antiguo CAP (que fue lo que hice) que era un paripé (también se pagaba) absurdo y ridículo de tres meses...
#5 El máster para poder dar clases está muy, muy sobrevalorado...
En primaria no puede dar clases un graduado que sí pueda impartirlo en secundaria sino una persona que haya hecho estudios específicos para infantil y primaria.
#4 Muchas gracias por tu comentario.
Verás, para este puesto, pasé no solamente una entrevista (además ya era voluntaria de CR desde hacía mucho tiempo) sino una formación. Tuvimos varias semanas para formarnos y para el día a día, tenía una guía escrita para enfrentarnos a diferentes situaciones con los usuarios. Ante las posibles dudas, siempre teníamos disponible a un supervisor. Quizás resulte demasiado poco espontáneo y muy protocolario, pero te aseguro que la formación era ante todo muy humana y el trato con los usuarios siempre correcta, educada y cercana. De hecho, llegué a conocer a varios usuarios personalmente, fuera del servicio, porque insistían en coincidir conmigo para agradecerme personalmente la atención.
Yo estoy en un taller de escritura (por primera vez en mi vida) desde hace un par de meses. Siempre me ha gustado desahogarme a través de la palabra escrita lo que tenía dentro y no sabía expresar con la palabra oral. De hecho este verano he leído uno a uno los más de treinta y tantos tomos de agendas que llevaba escribiendo desde el año noventa y uno. Ha sido una tarea ardua y laboriosa pero me he dado cuenta de lo mucho que he evolucionado y de los aprendizajes y aventuras que como ser humano he vivido, a la fuerza o con gusto.
También llevé un blog durante un par de años (de los famosos blogspot) en el que plasmaba casi a diario mis pequeñas (o grandes) paranoias sobre cualquier tema que me llamara la atención. También lo releí hace poco y pensé que tampoco lo hacía tan mal.
Lo de la terapia hablada con un especialista lo he vivido durante un buen puñado de años. Y aunque ha ayudado mucho a conocerme mejor, creo que esta fiebre de escribir la arrastraré siempre. No lo hago por fama, ni por ansia de notoriedad, ni siquiera para que me lea alguien, sino para seguir viviendo. La palabra escrita me permite seguir viva.
La experiencia del taller me está gustando mucho. He coincidido con gente con la que comparto esta fiebre y me está calmando, sosegando. Quizás me permita comprobar que tampoco es tan grave esta enfermedad de las palabras.
Muchas gracias, @Feindesland por tus textos de los que siempre aprendo algo. Gracias.
Yo trabajé en el servicio de teleasistencia los fines de semana durante seis meses en la CR de Murcia y no llamé "cariño" a ningún usuario durante todo ese tiempo. Ellos no quieren esa familiaridad, quieren personas que a través de la voz, del teléfono les den soluciones a sus problemas, no que les llenen de milongas. Y puedo asegurar que en esos seis meses hubo un buen puñado de situaciones de alarma. Ellos quieren que les llames por su nombre, que los identifiques, que sientan en ti, en tu voz una voz firme.
Con la cantidad de vídeos aberrantes que circulan en la RRSS de gente ignorante que echa mil productos diferentes (e incompatibles) juntos para realizar limpiezas de las que presumir en TikTok, qué puede salir mal?