Se entiende que el “tonto” es aquél que, teniendo una situación económica personal precaria, opta por apoyar políticamente a un partido que defiende los intereses de los más privilegiados. El “listo”, es el que gozando de un estatus patrimonial y financiero superior, no sólo vota al mismo partido que el “tonto” sino que, consciente de que pertenece a una exigua minoría, se las ingenia para convencer a este último, con argucias no excesivamente complicadas dada la natural simpleza del destinatario.