En el funeral

En el funeral de un conocido mutuo:

—Mira qué hipócritas. Todos llorando por Roberto cuando el mes pasado hablaban de lo insoportable que era.

—La muerte es el mejor maquillaje, Ana. Convierte a los imbéciles en santos y a los cobardes en héroes.

—Su viuda parece estar destrozada, pero ayer la vi en el banco moviendo el dinero de las cuentas a su nombre.

—¿Y? Roberto la engañó durante años con su secretaria. Ella solo estaba esperando el momento oportuno. La muerte le ahorró el divorcio.

—¿Crees que alguien aquí realmente lo extrañará?

—Claro que sí. Su jefe extrañará tener a alguien a quien culpar por los errores. Su hermano extrañará pedirle dinero prestado. Sus amigos extrañarán tener alguien que pagara las cenas.

—Somos una especie repugnante.

—No, Ana. Somos una especie honesta que se miente a sí misma. Roberto sabía exactamente quién era cada persona en esta sala. Por eso murió solo, con un ataque al corazón viendo televisión. Hasta su propio cuerpo se cansó de él.

—¿Y nosotros qué? ¿También estamos aquí por conveniencia?

—Yo vine por el almuerzo gratis. ¿Tú?

—Quería asegurarme de que realmente estuviera muerto.

Se miran y sonríen con complicidad

—Al menos somos honestos sobre nuestra falsedad.