Si has tenido una desgracia vete al psicólogo. Mejor, ya te lo pone el Gobierno al que deberás estar muy agradecido. Si estás deprimido vete la psicólogo: seguirás deprimido, pero, como en el viejo chiste de psicólogos, ya te importará algo menos. Yo propongo que volvamos al viejo método de rezar, de hablar con Dios, en sus dos versiones, verbal y mental. A fin de cuentas lo mejor que puede hacer la creatura es consolarse con su Creador que, encima, como Dios es amor, es el que nunca falla.