#36 Es que en casos como este, creo que no estaría de más una multa ejemplarizante o una buena inspección, porque algo así jamás debería haber llegado no ya al Supremo, sino al juzgado de primera instancia, al SMAC a lo sumo. Si juegas duro para ahorrarte 25.000 euros, estarás igualmente preparado para perder igual de fuerte. Pero no puede ser que si pierdes te quedes como estás, y si ganas te ahorres un finiquito.
#3 Obviamente no es por eso. DE hecho llama la atención que haya tantos empleados despedidos por cosas similares y sigan cayendo en la trampa. El problema tiene que ser otro, y esto es la excusa (que si no fuera la croqueta habría sido código de vestimenta, o forma de hablar).
Y ya son ganas de salir en prensa y de perder cuando saben, por otras veces, que esto termina en despido improcedente sin más, y con un ruido en prensa bestial. Más bien pienso que o Mercadona es muy tonta (que lo dudo) o que les viene bien esta publicidad ¿negativa? como aviso a navegantes.
No sé qué me da más cringe, si que alguien envíe una noticia de hace 5 años o que un ejército de meneantes la lleven a portada sin ni siquiera saber de cuándo es.
López es padre, hija, sastre, niña, estudiante, viajero, y todo lo que uno se pueda imaginar.
López vivía en Texas con sus padres y sus dos hermanos menores, de 2 y 5 años, antes de ir a la universidad.
López y su esposa temían por su hija,
López describió a su hija como organizada y estudiosa.
López, que se está hospedando con sus abuelos en Honduras, pidió que su padre hablara en su nombre, dijo el padre.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas dijo a The Boston Globe que un juez de inmigración había ordenado la expulsión de López en 2015, cuando era niña
“Cuando arrestan a Any le dijeron”, comentó López, que es sastre.
Su padre, Francis López, dijo el domingo en una entrevista telefónica que ni López ni sus padres sabían que existía una orden de expulsión.
Y así toda la noticia. Es hora de llamar a los Antílopez y soltarlos en la redacción del New López Times.
#7 Con esas luces que echa, más que un coche parece una carroza del orgullo. Y luego pasa lo que pasa, que un dato clave que sabía solo Kitt es que por las noches José Mari es Mariví.